Volvíamos a Dinamo de Bucarest con una gran ilusión, al equipo donde habíamos vivido grandes momentos, increíbles diría yo. Conseguimos el tercer puesto iniciando nuestro trabajo desde posiciones de play out, jugamos competición europea y ganamos la Copa de la Liga.
Confiamos y creímos en el proyecto que iniciaba el inversor español Pablo Cortacero al comprar el club y anunciar un proyecto ambicioso, un Nuevo Dinamo en el que se iniciaría de forma inmediata una remodelación total de la ciudad deportiva con nuevo edificio de habitaciones, vestuarios, gimnasio, campos de futbol……organización profesional y objetivos ambiciosos a medio plazo.
Al poco tiempo esa ilusión de todos se fue tornando en preocupación al ver que nada cambiaba y poco más tarde en decepción y sentimiento de engaño mayúsculo al ver que ningún trabajador del club, ni jugadores, ni técnicos cobraban sus nóminas. La situación se fue complicando mucho más pues la falta de liquidez hacía muy complicado el día a día. Desde Agosto que llegamos hasta Diciembre no hemos cobrado ni un euro, lo que obligó a Fisioterapeutas, Doctor, Preparador Físico adjunto, Analista, Readaptador y hasta 8 jugadores a decir adiós al club. Cosmin Contra y yo rescindimos unilateralmente nuestro contrato ante la falta de respeto y profesionalidad continuada por parte de la dirección del club encabezada por Pablo Cortacero y su segundo Rufo Collado.
A pesar de todo tengo que decir que ha sido una experiencia positiva, un Master deportivo y personal en la gestión de un grupo de jugadores y trabajadores profundamente decepcionados a los que tengo que agradecer y reconocer su confianza y valía al seguir remando en unas condiciones muy desalentadoras.
Dinamo de Bucarest, su afición, la ciudad y el país necesitan un club honesto, dirigido por personas honestas. Desde aquí mi ánimo a todos los que siguen apoyando al club para continuar escribiendo orgullosos la historia de este gran club, Dinamo de Bucarest
Hai Dinamo!
Hasta siempre!!