PARTE I:  TECNOLOGÍA APLICADA AL FÚTBOL

El fútbol en la última década ha avanzado más que en los 100 años anteriores, y es que la aportación de la ciencia  al conocimiento y desarrollo de este deporte ha sido determinante.  Tecnología, Ciencias Médicas y Especialización aplicadas al fútbol han sido los tres grandes ramales que han apoyado este avance.

La tecnología aplicada con programas como Amisco, Pro Zone, Media Coach nos ha permitido conocer con gran exactitud qué es lo que ocurre realmente durante un partido de fútbol, anteriormente se hacían estimaciones poco fiables. Ya conocemos qué ocurre en cuanto a parámetros físicos, qué distancia se recorre, a qué intensidades, tiempos medios de recuperación entre acciones de alta intensidad, sprints, saltos, duelos, etc y todo esto acompañado de imagen real con lo cual podemos cruzar esta información con los parámetros técnico-tácticos. Si conocemos qué ocurre durante un partido de fútbol, si conocemos las demandas fisiológicas así como al futbolista podremos ser más eficaces en la programación y realización de entrenamientos. Ajustar con una mayor exactitud, cuales son las necesidades de entrenamiento del  jugador.

Por otro lado la evolución de la pulsometría, gps, cámaras 3d, acelerómetros, etc, nos dan información en tiempo real de las variables que estemos midiendo. Todos estos recursos han provocado una mejora en los sistemas de entrenamiento y por tanto un incremento en el rendimiento del futbolista.

Como muestra unos simples datos de este incremento, durante los años 60 la media de distancia recorrida por equipos de élite eran 5 km, en la actualidad numerosos jugadores superan los 13km por partido. Pero la diferencia no está tanto en cuánto se corre sino en cómo se corre, actualmente la mayoría de jugadores que desarrollan su juego como interiores, bandas o laterales de la liga Española en 1ª y 2ª división y principales ligas europeas  superan los 3000 metros de media por partido realizados a alta intensidad (más de 14 km/h)

El somatotipo del futbolista ha cambiado, se trata ahora de un auténtico atleta, aunque siempre hay excepciones que suplen este déficit con un gran talento, aunque lógicamente no aprovechan todo su potencial.

Podemos poner otro ejemplo que nos puede ser bastante clarificador, un medio centro de 1ª y 2ª división se ve sometido a esfuerzos de alta intensidad cada 20 segundos (de media), sin embargo tenemos registrados partidos en los que estos tiempos se ven reducidos a 12 segundos, si el futbolista no está en unas condiciones óptimas empezará a seleccionar a qué acciones acude y a cuáles no, producto del cansancio sobrevenido. El número de acciones de alta intensidad supera en numerosos casos las 300 por partido.

Don Alfredo Di Stéfano  con gran sabiduría afirmaba: “Nadie dice -voy a correr al fútbol-, todos dicen -voy a jugar al fútbol-“.

Gran verdad. Aunque también es cierto que nadie dice: “voy a nadar al waterpolo pero, si no nada, se ahoga”. Roberto Fontanarrosa.

En definitiva contamos con mucha información para aplicarla a las nuevas metodologías de entrenamiento y obtener un mayor rendimiento. Aunque no debemos confundir mayor rendimiento con trabajo específico físico, de hecho tras 17 años de experiencia como profesional creo firmemente en el diseño de tareas que integren los objetivos físicos con el modelo de juego que se pretenda, sea cual sea éste. El trabajo tendrá sentido desde el inicio hasta el fin, el jugador sentirá que todo tiene un por qué y un objetivo claro, que no se entrena porque sí, sino que todo tiene una lógica y los hará más eficaces. Verán unión dentro del cuerpo técnico y será más fácil que ese modelo de juego lo hagan suyo.  

Para empezar a conocer mejor las exigencias del fútbol hay que hacer un leve análisis sobre el terreno de juego. Este se desarrolla sobre una superficie media de 7300m2, 12 veces más grande que una cancha de baloncesto, estas dimensiones junto a las reglas de juego provocan unas exigencias físicas, fisiológicas y psicológicas durante un partido de competición que impiden que la UEFA permita jugar un partido antes de 48 horas. Los diversos intentos de las televisiones por reducir estos periodos mínimos chocan con el Comité de Expertos Médicos de la UEFA que de momento imponen su criterio. Además iría en contra del espectáculo porque la intensidad caería significativamente, sólo con un aumento claro de las plantillas de los clubes profesionales, introducir más cambios durante un partido, etc, sería posible reducir estos periodos y competir de forma más continua sin deteriorar significativamente el espectáculo.

Sin ahondar demasiado en los requerimientos fisiológicos de un partido de fútbol podemos afirmar que de media aproximadamente 75 minutos de los 90 que dura un partido, el jugador está en su Umbral Anaeróbico (U3), o por encima de éste, siendo levemente inferior este dato entre los jugadores que ocupan la posición de defensas centrales. Estos datos nos los sirven los avances en los pulsómetros, gps, así como las camisetas que integran ya estos sensores.

Toda este conocimiento ha revertido en una clara modificación de los sistemas de entrenamiento en fútbol, aproximándose más a las necesidades reales de la competición. Pero como adelantaba anteriormente, no sólo es correr más, lo que te hará ganar, estamos hablando de un deporte en el que la toma de decisiones es fundamental, la calidad técnica es decisiva también… por lo tanto estamos ante el reto continuo de desarrollar objetivos de diferentes ámbitos integrándolos en mayor o menor medida para conseguir una mejora en el rendimiento global del futbolista y del equipo.